El próximo sábado 25 de
abril vuelve Tomatito al
San Juan Evangelista con
su grupo. Sabido es que
aquí tocó acompañando al
cantaor Camarón de la
Isla en su último
concierto en vida el 25
de enero de 1992, en el
3er. Festival Flamenco
por Tarantos. Al año
siguiente volvió en este
mismo festival con su
grupo ya como
guitarrista en
concierto. Desde
entonces ha actuado
varias veces y ahora
vuelve para celebrar el
20º Aniversario de este
Festival cuando su fama
ya es internacional y ha
recorrido todo el mundo
dando conciertos.
Tomatito presentará
temas de su último disco
“Anthology” y quizás
alguno de su nuevo
trabajo “Sonanta Suite”
que ha grabado junto con
la Orquesta Nacional de
España.
Esta es la crítica de
Manuel Moraga en el 13º
Festival de Jerez
celebrado en la Bodega
de los Apóstoles el
pasado 9 de marzo.
XIII FESTIVAL DE
JEREZ
Sara Salado, Eva Rubichi,
Tomatito, Concha Vargas.
Lunes, 9 de marzo, 2009.
Jerez de la Fontera
TOMATITO
Bodega Los Apóstoles,
2100h
Guitarra: Tomatito. 2ª
Guitarra: Cristóbal
Santiago. Cante:
Morenito de Íllora,
Simon Román. Violín:
Bernardo Parrilla.
Palmas y baile: José
Maya. Cajón: Lucky
Losada.
Texto: Manuel Moraga
José Fernández Torres,
“Tomatito”, es un
fenómeno de la
naturaleza y lo volvió a
demostrar en la Bodega
Los Apóstoles. Creo que
ha sido uno de los
mejores conciertos que
le hemos visto. En otras
ocasiones –quizá
demasiado rodeado de
instrumentos- no le
hemos apreciado tan
cálido, tan cercano y
tan suelto como anoche.
De entrada comenzó por
alegrías, lo que le
ayudó a ir soltando la
mano con cierta
confianza. En varias
ocasiones le hemos visto
arrancar con la taranta,
en solitario, donde el
más mínimo fallo técnico
adquiere demasiado
protagonismo y juega en
contra del artista a la
hora de mandar en el
escenario. Con la
alegría, arropado por
sus músicos, Tomatito se
creció enseguida y dejó
patentes sus
características: una
guitarra viva, jubilosa,
potente…
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Después vino ya la
taranta tomatera, mezcla
de nervio y sensibilidad
que, incluso siendo un
estilo trágico, nos
revela en sus manos la
alegría vital del
intérprete, su
esperanza, su fe en la
vida… Curiosamente, su
taranta no invita a la
derrota, sino al
optimismo sereno.
Verdaderamente, la
taranta es uno de sus
palos … Aunque bien
mirado ¿qué palos no son
de Tomatito? ¿Acaso no
lo es la bulería? ¿o los
tangos? ¿o la soleá? Lo
que ocurre es que
Tomatito tiene un modo
tan personal que todo lo
que hace le suena a él,
es decir, que hay un
sello tomatero en su
mente, en su corazón y
en sus manos.
Anoche recordó algunos
pasajes de su obra… Y
ahí fue saliendo esa
gitanería, esa picardía,
sus contratiempos, su
pulgar, sus rasgueos,
sus intenciones… Uno no
se puede quedar sentado
impasible escuchando esa
guitarra. El pellizco te
ataca una y otra vez.
Más flamenco no lo hay.
Y además, se le entiende
a la primera: no son
pocos los guitarristas
que basan sus propuestas
en sesudas
construcciones y en
complejas tonalidades
que te mantienen en vilo
más que nada para no
perder el hilo del
mensaje. El resultado
puede ser bello, pero en
muchos casos ausente de
flamencura. En el caso
de Tomatito, la tensión
llega sola: se trata
solo de dejarse llevar
por esa guitarra seca.
Seca en el sentido del
vino “seco” de Jerez, es
decir, nada empalagosa,
directa, llena de aroma,
de expresión, de ritmo,
de desplantes, de
intuiciones… de
flamenco.
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Hay que destacar también
a Morenito de Íllora
–una alegría escucharle
de nuevo-, a Bernardo
Parrilla –el violín más
flamenco del mundo- y a
un gran José Maya,
madrileño de nacimiento
y de escuela, cuyo baile
conecta perfectamente
con la guitarra de
Tomatito. Sabe pararse,
sabe bailarse, sabe
emocionar, sabe sacar
partido flamenco a su
cuerpo –esos brazos,
esas manos- y sabe crear
su estilo. Como en la
mayoría de los nuevos
valores del baile
madrileño, los pies
hacen diabluras. Eso, a
mi entender, no es que
aporte mucho a la
emoción, es decir, no es
lo sustancial, pero a la
gente le gusta y lo
aplaude. De modo que un
aplauso también para
Bernardo, Morenito y
para José Maya.
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